EL BLOG SE PRESENTA...

EL BLOG SE PRESENTA...

Al cumplir los cuarenta, mi creador comenzó a hacerse las típicas preguntas asociadas a aquella edad: «¿qué he hecho con mi vida hasta ahora?», «¿qué pienso hacer a partir de ahora con ella?». Esas cuestiones fueron el motor de un blog con un carácter más bien “autobiográfico”, una suerte de “registro de recuerdos” que pretendía anotar algunas de sus vivencias personales y su impacto en él. Sin embargo, aquellas primeras páginas se expresaban en función del autoconcepto y el estado de ánimo del autor. Si ambos eran bajos, el estilo de cada publicación traslucía ese sentir.
Con el tiempo, aquel proyecto acabó en vía muerta.
Dos años después, mi autor retomó aquel cuaderno de bitácora para reconstruirlo desde sus cimientos e intentar corregir sus defectos. ¡Y nací yo!
En mis inicios, fui un medio para satisfacer el deseo de compartir vivencias y reflexiones personales, así como textos y vídeos variados que gustaban a mi creador. Este navío quería traer a puerto todas aquellas mercancías que pudieran enriquecer a los que paseasen por sus páginas.
Con el paso del tiempo me he dado cuenta que soy todo eso y algo más. Si, sigo siendo el saco en el que se introducen todas aquellas vivencias, reflexiones, textos y videos que han enriquecido de una u otra manera a mi autor. Pero además, combinando palabras propias y prestadas, me estoy convirtiendo en el relato de un itinerario en el que mi creador describe su transformación. En mi se ha reunido todo aquello que ha formado parte (de alguna manera) de un proceso de ensanchamiento humano y espiritual, un proceso de evolución que aún continúa.

¡Bienvenidos!


domingo, 22 de noviembre de 2015

LA ENTRADA EN EL DESIERTO (3ª PARTE)

Continúa desde La entrada en el desierto (2ª parte)
 
Esta mañana, el timbre ha tocado a las 4:30 de la madrugada, con tiempo justo para lavarme, arreglar la cama y bajar para el primer rezo de la jornada: las vigilias. En alguna de mis visitas a la hospedería de este monasterio he acudido a esta oración, pero nunca ha sido lo habitual. Tendré que acostumbrarme a hacerlo todos los días a partir de ahora.
 
Tras vigilias he bajado de nuevo al escritorio del noviciado para hacer lo que aquí los monjes denominan “lectio”: una forma de orar con la Biblia haciendo una lectura continuada, reposada y meditada de la misma. Este rato de “lectio” me ha gustado, ya que en Madrid tengo pocas posibilidades de encontrar estos espacios tranquilos para leer y meditar lo leído. A lo máximo que llego es a hacer una lectura continuada de la Palabra, pero sin meditarla apenas.
 
Antes de las 7:30, un nuevo toque del timbre nos ha recordado la hora de laudes. Entre semana, las laudes y la eucaristía se celebran juntas, pero como hoy es domingo, sólo hemos rezado laudes. Al terminar, hemos pasado a la sala capitular, para escuchar la charla que el abad dirige a la comunidad este día. Luego hemos ido al refectorio a desayunar. Lo cierto es que ya tenía bastante hambre después de estar levantado y en ayunas más de tres horas y media.
 
Hasta la hora de la misa, he paseado un poco por el claustro y por el bosque que hay en la parte trasera del monasterio; en fin, he intentado llenar de nuevo el tiempo lo mejor posible. La misa la hemos celebrado a las 11:30. Al finalizar, he tenido una conversación con el maestro de novicios para compartir mis primeras impresiones de la vida en la clausura.
 
 
Antes de sexta, he aprovechado a subir a la habitación a dejar una cosa. En el pasillo donde está mi habitación, me he encontrado con uno de los monjes. Me ha preguntado si estaba allí para hacer el mes de prueba. Yo le he contestado que pasaré allí toda la cuaresma. Sólo me ha respondido con una frase: «Pues entra en el desierto... ¡y que te hable!».
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario