Continúa desde Interrogaciones (1ª parte)
¿Y si continúo con un par de páginas del diario que escribí en el monasterio?
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26 de marzo de 2010 (Viernes de la quinta semana de Cuaresma).
En la homilía de esta mañana, el sacerdote ha dado una clave interesante: el meollo de la cuaresma consiste en dejarse enseñar, ser dócil a la acción y la enseñanza de Dios. Parece que he venido al desierto de este monasterio en la época precisa, pero ¿qué me queda por aprender? ¿En qué se debe pensar que he de ser dócil? Tengo el presentimiento de que he sido traído aquí con un propósito, pero ¿cuál? ¿Lo he alcanzado o aún queda algo más por ver?
El final del camino de esta Cuaresma es la Pascua, que a fin de cuentas es el recuerdo de la historia de un acto liberador. Si lo he hecho bien, el camino cuaresmal me habrá preparado para lo que ha de venir estos días: la liberación. Pero, ¿de qué?, y ¿para qué?
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Aún no sé cómo, pero el mismo día que los jóvenes de mi parroquia vinieron al monasterio a hacernos una visita, en el espacio de oración personal después del rezo de vísperas acudió a mi mente la imagen de Cristo ante Pilatos. En el texto del evangelio de Juan este pregunta a Jesús: «¿de dónde vienes tú?». Desde ese día no he dejado de hacerme esa misma pregunta: ¿de dónde vengo yo?, o mejor dicho, ¿quién soy yo? Quizá sea esa la única pregunta que merece la pena hacerse.
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En el libro del jesuita Benjamín González Buelta he leído dos fragmentos que han hecho que por un instante deje de hacerme preguntas:
Necesitamos hacer la experiencia de Dios, encontrarnos cara a cara con él, para decir, en las múltiples situaciones de nuestro mundo secular, como Jacob en su camino desconocido: «Dios estaba aquí, y yo no lo sabía» (Gn 28, 16)…
Benjamín Glez. Buelta, “Ver o perecer”, Sal Terrae, pag. 61.
No se trata de que cambie la realidad, sino la manera de mirarla.
Benjamín Glez. Buelta, “Ver o perecer”, Sal Terrae, pag. 67.
Creo que gasto demasiado tiempo haciéndome demasiadas preguntas: ¿de dónde vengo?... ¿hacia dónde debo dirigirme?... ¿me equivocaré en mi decisión?... De lo que se trata es de mirar la realidad con ojos nuevos. Mirarla para ser capaz de ver.
Dios está ahí y aún no me he enterado.
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