EL BLOG SE PRESENTA...

EL BLOG SE PRESENTA...

Al cumplir los cuarenta, mi creador comenzó a hacerse las típicas preguntas asociadas a aquella edad: «¿qué he hecho con mi vida hasta ahora?», «¿qué pienso hacer a partir de ahora con ella?». Esas cuestiones fueron el motor de un blog con un carácter más bien “autobiográfico”, una suerte de “registro de recuerdos” que pretendía anotar algunas de sus vivencias personales y su impacto en él. Sin embargo, aquellas primeras páginas se expresaban en función del autoconcepto y el estado de ánimo del autor. Si ambos eran bajos, el estilo de cada publicación traslucía ese sentir.
Con el tiempo, aquel proyecto acabó en vía muerta.
Dos años después, mi autor retomó aquel cuaderno de bitácora para reconstruirlo desde sus cimientos e intentar corregir sus defectos. ¡Y nací yo!
En mis inicios, fui un medio para satisfacer el deseo de compartir vivencias y reflexiones personales, así como textos y vídeos variados que gustaban a mi creador. Este navío quería traer a puerto todas aquellas mercancías que pudieran enriquecer a los que paseasen por sus páginas.
Con el paso del tiempo me he dado cuenta que soy todo eso y algo más. Si, sigo siendo el saco en el que se introducen todas aquellas vivencias, reflexiones, textos y videos que han enriquecido de una u otra manera a mi autor. Pero además, combinando palabras propias y prestadas, me estoy convirtiendo en el relato de un itinerario en el que mi creador describe su transformación. En mi se ha reunido todo aquello que ha formado parte (de alguna manera) de un proceso de ensanchamiento humano y espiritual, un proceso de evolución que aún continúa.

¡Bienvenidos!


domingo, 24 de julio de 2016

LOS CINCO RECUERDOS

No sé si ya lo he dicho en otra parte, pero mi profesión es la Enfermería. En la actualidad soy enfermero en una unidad de Cuidados Paliativos domiciliarios. Mi trabajo consiste en atender a pacientes con enfermedad avanzada y sin posibilidad de curación, o si alguien lo prefiere por ser más claro: trabajo con enfermos en fase terminal. Todos los días veo personas que tienen “sus días contados”, trato con sus familias y acompaño, en la medida de mis capacidades, el sufrimiento que produce la pérdida o la anticipación de la pérdida de un ser querido.
 
Evidentemente, este trabajo no es inocuo para mí ni me deja impasible. Cada día pienso más en la muerte… o, mejor dicho, en el hecho de mi propia muerte. No son pocas las ocasiones en que considero la posibilidad de sufrir alguna enfermedad incapacitante y que me haga dependiente. Quizá alguno piense que el simple hecho de considerar esto sea una forma de masoquismo, un deseo de sufrir por algo que aún no se ha dado. Preferimos pasearnos por esta vida creyéndonos invulnerables, como si pretendiésemos ignorar una realidad que termina demostrándose demasiado tozuda. Esa realidad es tan simple como arrolladora: somos pura fragilidad.
 
Hace unos días, leyendo al maestro zen y activista por la paz Thith Nhat Hanh, encontré lo siguiente:
 
El miedo a la muerte es uno de nuestros principales temores. Pero cuando, en lugar de tratar de ocultarlo o huir de él, miramos directamente las semillas de ese miedo, empezamos a transformarlo. Una de las formas más poderosas de hacer esto es a través de la práctica de los cinco recuerdos… Los cinco recuerdos son los siguientes:
1. Está en mi naturaleza envejecer. Soy de la naturaleza del envejecimiento. No puedo escapar del envejecimiento.
2. Está en mi naturaleza enfermar. Soy de la naturaleza de la enfermedad. No puedo escapar de la enfermedad.
3. Está en mi naturaleza morir. Soy de la naturaleza de la muerte. No puedo escapar de la muerte.
4. Está en la naturaleza de todo lo que quiero y todo lo que amo cambiar. Y no puedo evitar verme separado de ello.
5. He heredado los resultados de los actos de mi cuerpo, de mi habla y de mi mente. Mis acciones son mi continuación. (Este quinto recuerdo entronca con el concepto de karma: lo que hacemos, lo que decimos y lo que pensamos prosigue y tiene sus consecuencias más allá del propio acto. El fruto de nuestras acciones siempre nos seguirá. Por ejemplo: si alguien fuma tres cajetillas de tabaco al día, el fruto de esa acción será un elevado riesgo de padecer una afección pulmonar crónica).
 
Fuente: Thith Nhat Hanh, Miedo. Vivir en el presente para superar nuestros temores. Kairós, Barcelona 2013, pp. 35ss.
 
 
Tras leer algo así, confieso que una de las cosas que cada día me gusta más del budismo zen es su pragmatismo y su sentido de la realidad. En nuestra vida nos encontraremos con pérdidas y cambios, con el envejecimiento, la enfermedad y, antes o después, con la muerte. Los cinco recuerdos son una sarta de perogrulladas, pero ¿alguna vez nos detenemos a considerarlos? Ante esta realidad solemos optar por una de estas dos vías: o bien huimos de ella negandola y ocultándola bajo mil distracciones, o bien la aceptamos, la acogemos y la abrazamos. Desde mi punto de vista la opción más sana es la segunda. ¡Ojalá practicásemos a diario los cinco recuerdos!
 
¿Ganas de amargarse uno la vida? ¡Nada más lejos de mi intención! ¿Cuántas veces no se ha disfrutado de la juventud o de la salud pensando que esta va a durar para siempre? ¿Cuántas habrán sido las lamentaciones por no haber aprovechado la oportunidad de decirle a alguien un simple “te quiero”, de demostrarle cariño, porque llega un día en que lo perdemos y ya es demasiado tarde? ¿Cuántas veces no habremos oído eso de que nunca se le da el debido valor a las cosas hasta que las hemos perdido? Visto desde este punto de vista, ¿digo alguna barbaridad si afirmo que nunca practicamos lo suficiente los cinco recuerdos?
 
Y si después de haber dicho todo esto, alguien continúa creyendo que estoy loco, que peco de fatalismo o de negativismo, yo le respondería que aún se le puede dar una vuelta de tuerca más.
 
Pero este es un tema del que prefiero hablar otro día…

1 comentario:

  1. ¿Fatalista?
    De hecho conociéndote mínimamente creo que esto es lo menos fatalista de lo que en ocasiones hemos hablado.
    Esos cinco puntos son el reflejo de nuestra humanidad... y el que desee alejarse de su "ser humano" que se prepare para el trastazo. Cuanto mayor sea la altura... mayor golpe.

    ResponderEliminar