EL BLOG SE PRESENTA...

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Al cumplir los cuarenta, mi creador comenzó a hacerse las típicas preguntas asociadas a aquella edad: «¿qué he hecho con mi vida hasta ahora?», «¿qué pienso hacer a partir de ahora con ella?». Esas cuestiones fueron el motor de un blog con un carácter más bien “autobiográfico”, una suerte de “registro de recuerdos” que pretendía anotar algunas de sus vivencias personales y su impacto en él. Sin embargo, aquellas primeras páginas se expresaban en función del autoconcepto y el estado de ánimo del autor. Si ambos eran bajos, el estilo de cada publicación traslucía ese sentir.
Con el tiempo, aquel proyecto acabó en vía muerta.
Dos años después, mi autor retomó aquel cuaderno de bitácora para reconstruirlo desde sus cimientos e intentar corregir sus defectos. ¡Y nací yo!
En mis inicios, fui un medio para satisfacer el deseo de compartir vivencias y reflexiones personales, así como textos y vídeos variados que gustaban a mi creador. Este navío quería traer a puerto todas aquellas mercancías que pudieran enriquecer a los que paseasen por sus páginas.
Con el paso del tiempo me he dado cuenta que soy todo eso y algo más. Si, sigo siendo el saco en el que se introducen todas aquellas vivencias, reflexiones, textos y videos que han enriquecido de una u otra manera a mi autor. Pero además, combinando palabras propias y prestadas, me estoy convirtiendo en el relato de un itinerario en el que mi creador describe su transformación. En mi se ha reunido todo aquello que ha formado parte (de alguna manera) de un proceso de ensanchamiento humano y espiritual, un proceso de evolución que aún continúa.

¡Bienvenidos!


domingo, 5 de junio de 2016

MUSICOTERAPIA

Desde hace algunos años vengo realizando un pequeño servicio todos los domingos en las misas de una parroquia de Madrid. Dicho servicio consiste en cantar el salmo que viene entre las dos primeras lecturas.
 
Hace dos años me vi en la necesidad de aumentar mis conocimientos en lectura musical y busqué en mi barrio una escuela de música para hacerlo. En esta escuela me recomendaron aprender no sólo solfeo sino algún instrumento. Es evidente que, con semejante oferta, ellos ganaban más dinero, pero me tentó y me decidí a prender a tocar un instrumento que siempre me ha atraído: el piano.
 
Mi madre no hace otra cosa que decirme: ¡A la vejez viruelas! ¡Tú, con tus años aprendiendo piano! (por cierto, tengo 46 años, camino de los 47). Pues sí, a mis años. ¡Nunca es tarde si la dicha es buena!
 
Esta tarde quiero iniciar una nueva sección en este blog. En ella me gustaría compartir esta pequeña pasión por este instrumento además de mi convencimiento sobre los beneficios de la música en nuestra salud emocional y espiritual. Creo firmemente en eso de que la música amansa a las fieras, eleva los espíritus y puede convertirse en una de las mejores terapias.
 
Hoy comparto una de las últimas piezas que estoy aprendiendo: el preludio número 4 de Frédéric Chopin. Por supuesto, el que interpreta la pieza en este video no soy yo (¡qué más quisiera!).
 
 

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